Patrimonio industrial
Pese a que el valle de Samuño conserva, sobre todo en sus partes altas, un alto valor ecológico y paisajístico la industrialización ha dejado una profunda huella en la vega que las autoridades han sabido reconocer, valorar y proteger para su conocimiento y disfrute.
Para enriquecer la experiencia del corredor se ha intentado incluir en el recorrido también una visita a parte del amplio patrimonio industrial del valle de Samuño, internándose incluso dentro del Socavón Emilia, cuya galería (perfectamente iluminada) se recorre hasta el Pozo San Luis, en cuyas innmediaciones se encontrará la meta.
Época preindustrial
Antes de que la Revolución Industrial recalase en este remoto rincón, el modo de vida de los habitantes del Valle de Samuño era agrario. En un entorno rural y con las poblaciones asentadas sobre todo en las laderas fueron sobre todo la agricultura y la ganadería las actividades que formaban parte del día a día.
Existen restos de esta época dispersos por todo el territorio, como hórreos, molinos y cabañas. En los primeros kilómetros del recorrido se atraviesa la Senda de los Molinos, pasando por el molino de Rufo y Fina, rehabilitado por su hija Margarita en 1998. En la parte alta del mismo existen numerosas cabañas en distintos estados de conservación.
La minería de montaña
Este tipo de minería es el primer modo de explotación de carbón en Asturias a nivel industrial. Consiste en una serie de galerías excavadas en las laderas de las montañas, cuyo primer nivel corresponde al fondo del valle. La mayoría de las tareas no estaban automatizadas, siendo realizadas por personas o animales. Las explotaciones se encontraban próximas a las aldeas, de manera que el trabajo en ellas se convirtió en un complemento económico al modo de vida principal, que seguía siendo agrario.
En el Valle de Samuño la explotación de carbón comenzó a mediados del siglo XIX y las principales compañías fueron Carbones de La Nueva y Compañía Anónima de Carbones Asturianos. Algunos de los puntos de extracción eran: Socavón Isabel, Minas Miguelinas (en las proximidades de El Yanu y que contaba con 8 pisos con sus respectivas instalaciones: chimeneas de ventilación, bocaminas, plazas...), Grupo Asentaderu, socavón Emilia, Minas de La Poya y Minas Victorinas. De esta época se conservan varias bocaminas (como el Socavón Isabel, en la plaza del Pozo San Luis) o la bocamina de La Trechora.
Otro aspecto importante fue el desarrollo de los medios de transporte necesarios para que el mineral extraído fuese llevado a lavaderos y centros de transformación que, por la estrechez del Valle, tuvieron que instalarse en el del Nalón, mucho más amplio. Para ello se construyó una vía de tren (cuyos primeros pasos se dieron en la década de los 60 del siglo XIX), rehabilitada actualmente para su uso por senderistas, y que recorría el tramo entre Ciaño y La Nueva. Esta vía contaba con algunos ramales para llegar a las explotaciones menos accesibles. La fuerza necesaria para el funcionamiento de estos ferrocarriles era proveida inicialmente por personas, mulas o caballos, no llegando a ser mecanizados en todos los casos. También fue necesaria la construcción de cables aéreos y planos inclinados.
Algunos de los caminos de acceso a estas minas de montaña forman parte del trazado de la carrera.
Los pozos mineros
En los valles principales (Nalón y Caudal) las necesidades de mineral de los principales consumidores (Duro Felguera y la Fábrica de Mieres respectivamente) obligaron a estas compañías a realizar inversiones en sus minas. Para ello se profundizaron los principales pozos, como María Luisa, Sotón o Carrio en el Valle del Nalón y se mejoraron otras infraestructuras, como lavaderos o comunicaciones. Por su parte, las minas de montaña ya no podían competir con este tipo de instalaciones y se vieron forzadas a modernizarse para mejorar su rentabilidad.
En 1925 Carbones de La Nueva pasa a ser filial de la Real Compañía Asturiana de Minas. Con el objetivo de concentrar los esfuerzos de explotación se decide profundizar el Pozo San Luis, así como dotarlo de toda la infraestructura necesaria. En este pozo destacan varios elementos singulares:
- El castillete: construido por la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera (SMDF) en 1930 con perfiles de hierro ensamblados mediante roblones permitían una gran flexibilidad a la estructura y la sustitución sencilla de partes dañadas. De 25m de altura, cuenta con una cubierta de zinc a dos aguas. Para soportar las cargas y el ritmo de trabajo creciente fue necesaria la construcción de piezas más resistentes, siendo sustituidos muchos de estos castilletes por otros realizados mediante la soldadura de sus partes, lo que lo dota de un mayor interés por la escasez de ejemplos similares.
- La casa de máquinas: diseñada por el arquitecto de la RCAM d. Tomás Acha Zulaica, de estilo modernista, presenta una importante ornamentación con influencias belgas (la RCAM era una empresa de capital belga) y de la actividad fundamental de la compañía (metalurgia del zinc). Por su parte, la maquinaria de extracción, que aún se conserva, fue adjudicada mediante concurso a la empresa Siemens.
- Otras edificaciones: la casa de aseo y la lampistería, construídas en los años 30, vinieron a sustituir a otras edificaciones más sencillas pero de idéntica función de las minas de montaña.
Por su parte, el Pozo Samuño conserva un castillete (1985) de acero laminado, unido mediante soldadura, que fue el sustituto del original, también de perfiles de hierro unidos mediante roblones (como el del Pozo San Luis). Esta técnica de ensamblado (la soldadura) permite mayores cargas, con lo que se puede aumentar el ritmo de trabajo en la explotación.
Con la aparición de los pozos la actividad minera se va concentrando en ellos, abandonándose paulatinamente las minas de montaña. Además, los pozos necesitarán más mano de obra y especialización para lograr la mayor rentabilidad posible, por lo que minería acaba por convertirse en la actividad económica principal, dejando a la agricultura y ganadería como complementarias.
En cuanto al trazado de la carrera, tanto la salida como la meta tienen lugar en las instalaciones del Pozo San Luis. También en este último tramo se recorren las inmediaciones del Pozo Samuño.
La minería a cielo abierto
En un intento por recuperar la rentabilidad de la minería de la hulla se opta a finales del siglo XX por la apertura de minas a cielo abierto en distintos puntos de las Cuencas Mineras. Una vez más, el Valle de Samuño no es excepción y también cuenta con su explotación a cielo abierto: La Mozquita. Esta mina se encuentra en las proximidades del pueblo de El Cardiñuezo. Su actividad se extiende entre los años 1977 y 2000, degradando de manera importante el paisaje.
Actualmente los terrenos, con titularidad de HUNOSA, han sido rehabilitados y se utilizan para la plantación de diversos frutales.
Desde la parte más alta de la carrera, pero ya fuera del Valle de Samuño, se puede ver la mina de Polio, uno de los cielos abiertos más grandes de la zona central de Asturias.
Época postindustrial
Con el declive de la minería las instalaciones fueron abandonadas paulatinamente, sufriendo en algunos casos distintos tipos de problemas, como el vandalismo o el vertido de basuras. Sin embargo, se ha impulsado un plan de puesta en valor de las instalaciones para su disfrute turístico que ha tomado forma en el Ecomuseo Valle de Samuño, compuesto por un tren con salida en El Cadavíu y llegada en el Pozo San Luis, en La Nueva, donde es posible visitar las distintas instalaciones que lo componen.
Precisamente el tramo de túnel entre el Socavón Emilia y el Pozo San Luis constituye el tramo final de la carrera que, como ha podido verse en las distintas secciones, es un paseo no sólo por la sorprendente naturaleza del concejo sino también por su historia más reciente.
Qué ver
Algunas cosas interesantes que visitar pueden ser:
- Bocamina de La Trechora: de la época de la minería de montaña, se trata de la entrada al primer nivel de la explotación.
- Pozo San Luis: en el pueblo de La Nueva, forma parte de la visita al Ecomuseo.
- Pozo Samuño: mantenido como auxiliar del Pozo María Luisa en Ciaño no se encuentra habilitado para su visita, aunque sus instalaciones exteriores pueden verse desde la senda del antiguo ferrocarril.
- Socavón Emilia: en las inmediaciones del Pozo Samuño, se accede en tren a su interior durante la visita.
- Plano Tilano: en los aledaños del Pozo Samuño se encuentra este plano inclinado, que permitía salvar el importante desnivel entre los dos tramos de vía. El funcionamiento de estos planos inclinados consistía en la existencia de dos vías: por una bajan las vagonetas cargadas y por la otra suben las vacías gracias a su inferior peso.
- La Nueva: el pueblo que acoge la salida y meta de la carrera constituye una mezcla de casas e instalaciones mineras propias del paternalismo industrial.
- Mina a cielo abierto de La Mozquita: actualmente aprovechada (en parte) para el cultivo de manzanas de sidra y otros frutales, puede accederse desde el pueblo de El Cardiñuezo y recorrerse mediante un sistema de pistas que la atraviesa.
- Caja del ferrocarril: existe una ruta que recorre todo el Valle desde Camellera (Ciaño) hasta La Nueva que transcurre sobre la base del antiguo ferrocarril que servía para transportar el mineral extraído hasta las zonas de aprovechamiento y fabricación de derivados. Esta ruta permite visitar casi todos los vestigios industriales antes descritos.